Alemania, sin energía nuclear
Tras el tsunami y la catástrofe nuclear de Fukushima, Alemania optó por una progresiva pero total exclusión de la energía nuclear para atender la demanda energética del país. Pero no todos los estados del mundo siguieron sus mismos pasos.
Al contrario: actualmente hay 65 reactores nucleares en construcción en todo el mundo. En China, India, Brasil, Argentina, Pakistán, EE.UU., México e incluso en Japón se están diseñando o se planea la creación de nuevas plantas. En Alemania, actualmente país líder en investigación y formación en esta materia, surge la pregunta: ¿qué ocurrirá con toda esta experiencia acumulada a partir del apagón nuclear, en 2020?
Una experiencia consumada
Alemania se encuentra entre los países más avanzados en tecnología nuclear. Los investigadores dedicados a esta materia se centran principalmente en dos campos: la eliminación de residuos nucleares y la seguridad en el funcionamiento de reactores. Así lo explica Arndt Reinecke, líder del departamento de Seguridad de Reactores del centro de investigación Jülich: “Investigamos los fenómenos que ocurren cuando se da un accidente grave, con el objetivo final de evitarlos. Esta investigación ya se ha incorporado a los nuevos reactores. Por ejemplo, los reactores de agua a presión que se están construyendo ahora mismo en Finlandia y Francia tendrían un aspecto diferente sin esta tecnología.”
Se trata de un dispositivo que intercepta material nuclear durante una fusión en una catástrofe nuclear como la de Fukushima. La investigación en los laboratorios alemanes está diseñando los reactores nucleares del futuro – un futuro en el que la misma Alemania no hará uso de ellos.
Dirk Bosbach, director del instituto de eliminación de residuos nucleares en el centro Jülich, aventura que, con el apagón nuclear, la desaparición de residuos nucleares y la demolición de plantas, Alemania también podría perder competencia en el campo de la tecnología nuclear.“El mantenimiento de la competencia no se consigue leyendo publicaciones sobre un tema, sino participando activamente en él”, afirma Bosbach.
Aulas vacías
Los conglomerados internacionales que construyen los reactores llevarán sus investigaciones y producción a lugares donde sí haya reactores activos. Desde el punto de vista de las empresas, no tiene sentido alguno desarrollar plantas donde no se permita su funcionamiento. Y, desde el punto de vista de los futuros ingenieros, este hecho también se deja ver en las universidades. Actualmente, si alguien quiere dedicarse a ello, no tendrá ningún problema al encontrar plazas libres en la carrera: por lo general, cada semestre, solo la mitad de las aulas en esta materia está ocupada.
Sin embargo, pese a las apariencias, la investigación en el campo de la seguridad de reactores no es ningún callejón sin salida en estos momentos. Gran parte de la investigación de tecnología nuclear se puede aplicar más tarde en el estudio de energías renovables: por ejemplo, en la gestión segura de hidrógeno. Una fuga de hidrógeno en un reactor a causa de sobrecalentamiento puede provocar explosiones de gas oxhídrico, como ocurrió en Fukushima.
Reciclaje de conocimiento
Pero también se podría dar este tipo de accidente al darse fugas de hidrógeno cuando se almacena o transporta este gas como fuente de energía, tal y como advierte Arndt Reinecke: “Hay problemas de seguridad en el uso de hidrógeno. No solo cuando se usa en entornos industriales, sino también a diario, en gasolineras u hogares privados. Estas cuestiones de seguridad deben tratarse adecuadamente, y ello se puede conseguir con la ayuda de expertos en investigación de seguridad en reactores nucleares.”
Reinecke está convencido de que los avances obtenidos en tecnología nuclear, con o sin apagón, seguirán teniendo valor en el futuro: “No podemos olvidar que se trata de un tema internacional. Estamos rodeados de plantas nucleares en nuestros países vecinos. El desarrollo de estas plantas seguirá adelante en ellos, y si Alemania quiere seguir siendo un compañero valioso en los círculos de investigación internacionales, deberá seguir progresando en su conocimiento y tecnología.”
Autor: Fabian Schmidt / lab
Editora: Cristina Papaleo