Depresión: la tristeza que mata

A pesar de que las depresiones siguen siendo la mayor causa de suicidio en el mundo, aún falta mucho por mejorar la atención a los pacientes. Su tratamiento puede ser un éxito, como lo muestra la experiencia en Alemania.

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Quien sufre de depresiones no ve el sol que alumbra ni las pequeñas cosas diarias que alegran. Las depresiones pueden llevar a quitarse la vida hasta en plena juventud, como lo hizo recientemente el futbolista alemán Andreas Biermann y antes, su colega Robert Enke.

La depresión es un mal que nos puede tocar a todos, sin distingo del país donde vivamos. No hay diferencias esenciales en la aparición de la depresión en países en desarrollo o en los industriales, explica el profesor Ulrich Hegerl, director de la Clínica para Psiquiatría y Psicoterapia de la Universidad de Leipzig: “El problema es la identificación y el tratamiento de una depresión. Es en estos puntos en donde, a menudo, falta atención de los pacientes o es muy precaria. Incluso los pacientes depresivos en países industrializados no reciben aún la óptima atención“.

La depresión no la padecen solo los “sensibles”

Además de la falsa creencia de que una depresión solo afecta a personas “sensibles”, existe la de que es una enfermedad que afecta solo a mujeres. Ulrich Hegerl, director de la Fundación para la ayuda contra la depresión (Deutsches Bündnis gegen Depression e.V.): "Cierto es que el número de mujeres que sufren una depresión dobla al de hombres. Y las razones para ello radican, probablemente, en las hormonas específicas de su género".

Según Hegerl, la incidencia de la depresión en mujeres no es resultado de la doble carga que, a menudo, soportan aquellas que trabajan y tienen hijos, por ejemplo. La investigación ha logrado establecer que, en efecto, las mujeres tienen una doble predisposición a desarrollar una depresión, sea por cambios hormonales o por su herencia genética, pero los procesos químicos y psíquicos que la generan aún siguen siendo materia de estudio.

La “depre” le puede dar a todo el mundo

Andreas Biermann, futbolista alemán que se quitó la vida debido a una depresión.
Andreas Biermann, futbolista alemán que se quitó la vida debido a una depresión. Imagen: picture-alliance/dpa

Una depresión puede afectar a cualquier persona: mujer, hombre, niño, mayor, pobre o rico. Tampoco importa la profesión que tenga, siempre le puede dar la “depre”, como se le llama coloquialmente.

¿Cuáles son entonces los factores que predominan en el desarrollo de una depresión? El profesor Hegerl, también presidente de la Alianza Europea contra la depresión: "Si se tiene una predisposición genética se corre, naturalmente, un mayor riesgo de desarrollar una depresión. Pero también existe una propensión adquirida que puede ser decisiva en la aparición de la enfermedad. Esto depende de si la persona vivió situaciones traumáticas durante su niñez o juventud, como en el caso de una violación”.

Probado científicamente está que la herencia genética juega un papel predominante en la aparición de una depresión. Hegerl cita el caso de los gemelos idénticos que cuando el uno es depresivo el otro, por lo general, también lo es. A pesar de la importancia de la genética, se da por seguro que “no existe un gen de la depresión”.

¿Se suicidan todos los depresivos?

"Se puede asumir que el 90% de las muertes por suicidio están relacionadas con enfermedades siquiátricas y, dentro de éstas, la depresión es la fuente del problema”, responde a DW Ulrich Hagerl.

El 10% restante de desencadenadores de una depresión lo ocupan la esquizofrenia o las adicciones. Si bien es cierto que algunos pacientes tratados por depresión se suicidan, incluso al término de largos y múltiples tratamientos, también es un hecho que no todas las personas depresivas optan por quitarse la vida. A pesar de la impresión de que hay cada vez más gente que se suicida por una depresión, la realidad es absolutamente lo contrario.

Mejor atención sube las cifras

Hagerl describe la situación en Alemania: "Mientras hace 30 años había un 8% de jubilaciones anticipadas por enfermedades psíquicas, especialmente debido a una depresión, en 2013 esa cifra había subido al 42 por ciento”.

Esto, según el científico, no quiere decir que haya más depresivos sino que hay cada vez más personas que acuden a pedir ayuda, que los médicos generalistas están en mejor capacidad de reconocer una depresión y que una depresión es llamada hoy por el nombre y su diagnóstico no es ocultado con otros males como crónico dolor de cabeza o insomnio, por ejemplo.

Es de destacar que durante las mismas tres últimas décadas en las que se ha registrado un aumento de los diagnósticos de depresión, con la consecuente mayor administración de medicamentos antidepresivos de última generación - que no generan dependencia - el número de suicidios por esta razón se ha reducido de 18.000 a menos de 10.000 en 2013. Un respetable éxito de todas organizaciones que en Alemania impulsan una mejora de la atención a los pacientes de este mal de la tristeza, que no tiene por qué matar siempre.