Base antártica: la vida libre de coronavirus
¿Cómo viven los científicos que pasan el invierno en la Antártida, aislados, pero lejos de la pandemia? El trabajo y las reflexiones de una investigadora argentina desde la base Carlini.
Confinamiento natural
La base Carlini, en la isla 25 de mayo, es la principal base científica de las 13 que administra Argentina en la Antártida y una de las seis permanentes. Aquí se trabaja durante todo el año y el aislamiento en invierno es algo natural. Mientras el resto del mundo está azotado por la pandemia, el continente blanco es el único sin casos de coronavirus.
Seguros en la Antártica
Jazmín Fógel llegó el pasado 27 de enero y es la segunda mujer en ocupar el rol de jefa científica técnica invernante en la base Carlini. La bioquímica del Instituto Antártico Argentino permanecerá poco más de un año, dedicada a proyectos de ciencias del mar y apoyando otras investigaciones. Argentina continental sigue en cuarentena, pero aquí el trabajo no se detiene.
Invierno en la base Carlini
Los primeros casos de COVID-19 se presentaron en Argentina cuando el personal de la Base Carlini ya estaba en la Antártida. Una vez que regresaron los miembros de la campaña de verano, quedaron 25 personas cumpliendo labores permanentes en el invierno: cinco del Instituto Antártico Argentino y la Dirección Nacional del Antártico (foto), dos del servicio meteorológico nacional y 18 militares.
A pesar del frío
Las temperaturas invernales, que por estos días bordean los -3 grados Celsius, aunque han llegado a -15, no son problema para las tareas científicas. "Hago salidas en bote y sobre tierra caminando, en las que junto muestras y datos. Además del trabajo en terreno, en laboratorio hay que procesar y conservar las muestras que mayoritariamente se analizarán en el continente", dice Jazmín Fógel.
Buceo científico
En las navegaciones se toman muestras de agua en diferentes puntos y a diferentes profundidades para determinar la cantidad de sedimento y clorofila y evaluar el fito y zooplancton y la cantidad de luz que llega a las diferentes profundidades, entre otros factores. Por medio del buceo también recolectan animales como moluscos y lapas, que serán estudiados.
Sin temor, pero con precauciones
"Nuestra vida cotidiana no cambió en absoluto con el coronavirus, pues aún no llegó a este continente. Lo único que está restringido y regulado es el contacto con otras bases. La carga debe ser desinfectada en el lugar desde donde sale y también al llegar acá", dice la investigadora argentina, quien cumple su tercera campaña antártica y la primera de invierno.
Desafío conjunto
Mantener la Antártida libre de coronavirus es un desafío de todos los países que realizan trabajo científico en este continente, donde existe un fuerte clima de cooperación internacional, que en el contexto de la pandemia será clave. Alemania trabaja estrechamente con Argentina en proyectos conjuntos y gracias al laboratorio Dallmann en la base Carlini.
La importancia de seguir investigando
"En muchos sentidos, Antártida es un lugar desconocido para la humanidad, un gran misterio, y una zona muy importante. Lo que suceda aquí podría llegar a repercutir al resto del mundo. Continuar con estos trabajos implica sostener líneas de investigación, que en muchos casos son históricas, de más de 20 años, y nos permite conocer mejor nuestro Planeta", destaca Fógel.
Ecosistema en estudio
La mirada del mundo está puesta en la Antártida y el notorio aumento de las temperaturas, lo que ha motivado variados estudios sobre los efectos del calentamiento global. También la ecología costera es un tema de interés. Entre otros proyectos, en la base Carlini se hacen investigaciones sobre macroalgas y se realizan censos de aves y mamíferos marinos.
Confinados, pero no solos
¿Cómo se sostiene el aislamiento por tanto tiempo lejos de familiares y amigos? El poder seguir trabajando en los proyectos y cumplir las tareas para las que vinieron a la Antártida es la principal motivación. Aquí se disfruta de la vida al aire libre en medio de hermosos paisajes y una nutrida fauna local, en la que destacan elefantes marinos, lobos marinos y focas.
Abrazos pendientes
Mientras el trabajo en la Antártida continúa, los investigadores siguen atentos el desarrollo de la pandemia en el resto del mundo, que impactará también en la organización de la próxima campaña antártica. Probablemente regresen a un mundo muy distinto al que dejaron cuando arribaron al continente helado. "Yo al menos espero abrazar a la gente a la vuelta", confiesa Jazmín Fógel.