Ciberguerra en la Rusia preelectoral
13 de febrero de 2012El periódico moscovita Kommersant habla del “mayor escándalo político de los últimos 12 años”. Tras los masivos ataques perpetrados por hackers contra el diario en 2008 estaría supuestamente la mano de la organización juvenil Nashi (Los nuestros), leal al Kremlin. Indicios de ello habría, según Kommersant, en e-mails del líder de Nashi, Vasili Jamenenko, y su vocera de prensa, Kristina Potuptschik.
Hackers que dicen pertenecer a la rama rusa del grupo Anonymous consiguieron infiltrarse en los buzones virtuales de Jamewnenko y Potuptschik, y publicaron hace pocos días correos electrónicos suyos. La editorial Kommersant reaccionó exhortando al Ministerio del Interior ruso a examinar la candente información. Demjan Kudrjawzew, director general de la editorial, indicó en su blog que las pruebas son suficientes para poner en marcha una investigación penal.
Nashi rechaza todas las acusaciones y amenaza a Kommersant con una demanda por calumnias. La organización juvenil es financiada con dinero del erario público y desde hace años apoya a Putin, considerado el candidato favorito para ganar las elecciones presidenciales el 4 de marzo.
El campo de batalla de Internet
Pero este escándalo no sólo arroja sombras sobre Putin. También pone de manifiesto la importancia que ha adquirido Internet en la política rusa. Algunos medios de comunicación hablan incluso de una ciberguerra entre hackers cercanos al Kremlin y opositores.
Prácticamente no pasa una semana sin que se produzcan ataques. El 8 y 9 de febrero, Anonymous paralizó las páginas de Internet del partido oficialista Rusia Unida. Previamente las páginas de varios partidos de oposición habían sido atacadas por desconocidos. Internet también se utiliza con cada vez mayor frecuencia para realizar campañas contra opositores. Sus llamadas telefónicas privadas son intervenidas y puestas en la red. Una de las víctimas recientes fue el ex viceprimer ministro Boris Nemzov.
Las mayores intervenciones en Internet en Rusia tuvieron lugar el día de las elecciones parlamentarias, el 4 de diciembre. Durante horas no fueron accesibles las páginas de varios medios críticos con el Kremlin, entre ellos el diario Kommersant, como tampoco las de una organización independiente de observadores electorales. Estos ataques de hackers ponen adicionalmente en duda la legitimidad de la elección de la Duma, según el redactor en jefe de la influyente estación de radio Echo Moskwy, Alexej Venediktov. “Pretendían impedir que nuestra radio informara sobre irregularidades electorales”, dice Venediktov.
Superioridad técnica
Las autoridades rusas sostienen que es muy difícil atrapar a quienes están detrás de estos ciberataques. Conocedores de este campo estiman que realmente los hackers superan claramente en el aspecto técnico a la policía.
En la mayoría de los casos se trata de ataques DDos (Destributed Denial of Service), un término inglés para designar el sabotaje computacional. Describe un proceso en el que, desde varias computadoras, se envían miles de mensajes a un servidor, con lo cual se lo sobrecarga. De acuerdo con expertos, eso no resulta barato. El ataque a Kommersant puede haber costado varias decenas de miles de euros.
La violación de los buzones electrónicos de activistas de Nashi también plantea interrogantes morales, y así lo hace notar Kommersant. Cuando hackers publican e-mails de opositores con contenidos privados, esto debe ser condenado, porque “no se debe leer cartas ajenas”. Pero, en este caso, las víctimas del ciberataque fueron “funcionarios de una turbia organización gubernamental, de dudosa fama”. ¿Es lícito utilizar e-mail obtenidos ilegalmente como prueba y legitimar con ello métodos ilegales de los hackers? Kommersant no entrega una respuesta clara al respecto.
Auitor: Roman Goncharenko /ERS
Editor: Pablo Kummetz