De viaje con animales
Observar ballenas, ir de excursión con llamas o simplemente ser un observador silencioso de la naturaleza. Pasar tiempo con animales puede llenarle de felicidad y convertirse en el recuerdo más bonito de sus vacaciones.
No sin mi perro
Algo es cierto: viajar es cansador para los animales e implica papeleo y costos para los propietarios. En algunos países hay restricciones de entrada para perros, aunque en los países europeos no suele haber problemas y los canes se admiten incluso en los alojamientos. En Alemania, hasta existen playas para perros, donde pueden retozarse con sus pares o relajarse.
Senderismo a caballo
En muchos países europeos, por ejemplo en Alemania, Francia o Gran Bretaña, existen rutas para montar a caballo. Para aficionados a la hípica, esta puede ser la manera más divertida de viajar, incluso para un recorrido de varios días. En este caso, las noches se pueden pasar en granjas o acampando al aire libre y el equipaje viaja en alforjas o en un caballo de carga.
Caminando con llamas
Son robustas y en los Andes se utilizan como animales de carga desde hace siglos. Pero las llamas son cada vez más comunes también en Europa, como se ve en la foto, tomada en los Alpes austríacos. Eso sí, hay que saber como tratarlas: sí a la proximidad, pero no a las caricias. Si se respeta el mundo de las llamas, pueden transmitir a sus compañeros humanos una inmensa calma.
Pobre burro
A veces, encontrarse con animales en vacaciones no significa nada bueno. Un ejemplo flagrante de sufrimiento animal son los burros de la isla griega de Santorini. Transportan a los turistas bajo un calor abrasador desde el puerto de la isla por un camino agonizantemente empinado. Las organizaciones de defensa de los animales llevan años exigiendo el fin de este negocio, sin éxito hasta ahora.
Observando focas grises
La isla de Helgoland, en el Mar del Norte, alberga la mayor colonia de focas grises de Europa. En ningún otro lugar se puede estar más cerca de ellas que allí. En diciembre nacen las crías en los bancos de arena de la isla. Con su pelaje blanco y esponjoso, los "pequeños" son irresistibles. Turistas pueden observarlos desde una distancia adecuada de 30 metros.
Avistamiento de aves
Levantarse muy temprano o colocarse en un puesto de observación al atardecer, esperar pacientemente y en silencio: el placer de los ornitólogos aficionados. Esperan febrilmente la migración de las grullas en Alemania, se acurrucan en las rocas de Islandia para observar a los frailecillos o se deleitan en un mar de color rosa en la Carmarga, donde viven los flamencos.
Observar ballenas
Se pueden observar en las costas de Irlanda, en las Azores o en las aguas de Islandia: las ballenas. La mejor época para avistar ballenas en cualquier lugar es el verano y la máxima prioridad es no molestar a los mamíferos marinos. Por ello, muchos operadores utilizan barcos especialmente silenciosos o, en Islandia, por ejemplo, barcos tradicionales de roble que funcionan con biodiésel.
Safari con osos
Apagar el teléfono móvil, quedarse en silencio y esperar también es necesario en los safaris con osos. En ninguna otra región de Europa hay tantas posibilidades de ver un oso pardo como en Eslovenia, donde habitan alrededor de 1500. En los bosques de Kocevsko se pueden acechar en compañía de un guardabosques o un cazador, y aprender mucho sobre los animales en el camino.
En trineo con perros
Se necesita buena ropa de abrigo para pasear por el gélido paisaje invernal de Finlandia o Spitsbergen con un equipo de perros. Antes de lanzarse a la aventura, hay que preparar a los huskies junto con el musher, la persona que manejará el trineo. Y, ¿qué hay mejor que luego pasar la noche al aire libre y, con un poco de suerte, ver una aurora boreal?
Zoológicos y acuarios
Los zoológicos y los acuarios son una de las mayores atracciones para los visitantes de muchas ciudades europeas. El zoológico de Schönbrunn, de Viena, ha sido nombrado el mejor de Europa varias veces consecutivas. En el L'Oceanogràfic de Valencia, el mayor acuario de Europa, los visitantes pueden pasear por un túnel y verse rodeados del mundo submarino.