Deplatforming: lucha contra la ultraderecha en las redes
16 de diciembre de 2020El canal alemán de YouTube "Ein Prozent" (Uno por ciento), tenía poco menos de 12.000 suscriptores. Esa plataforma bloqueó la cuenta de la autoproclamada "Red ciudadana patriótica" debido a varias violaciones de la política contra el lenguaje del odio. Las críticas a ese movimiento no son nuevas: según el presidente de la Oficina Alemana para la Protección de la Constitución, Thomas Haldenwang, esa red incluye en sus "teorías pseudointelectuales elementos ideológicos xenófobos, nacionalistas, racistas y antisemitas".
Anna-Lena Herkenhoff, del Servicio Móvil de Asesoramiento contra el Extremismo de Derecha de la ciudad de Münster, también ha estudiado el "Ein Prozent". La plataforma de la campaña quiere "conectar en la red a las figuras de la extrema derecha entre sí y recaudar dinero", explica. Estas personas se cuidan no aparecer "con la clásica imagen de neonazi", dice. De esa manera, pueden "acercarse a sectores más amplios de la sociedad", señala Herkenhoff a DW.
El día en que Facebook eliminó a 900 grupos
Para la "Red ciudadana patriótica", el bloqueo en YouTube no debería ser una sorpresa. El año pasado, Facebook y el servicio de pago Paypal ya habían prohibido a "Ein Prozent" en sus portales.
Durante años, las redes sociales han practicado ese bloqueo, la llamada "desplataformización" (del inglés: Deplatforming), es decir, la exclusión permanente de ciertos grupos de su plataforma. YouTube también bloqueó al rapero de extrema derecha Chris Ares, y tres cuentas del movimiento Identitario, incluyendo el canal personal del activista Martin Sellner. Otros proveedores, como Facebook, también tomaron medidas rigurosas, incluso contra las páginas del Movimiento Identitario alemán y Pegida, ambos movimientos xenófobos e islamófobos de extrema derecha. La ideología de la conspiración QAnon se extendió tan ampliamente en 2020 que Facebook eliminó más de 900 grupos de Alemania en un día.
Sacar de las redes a quienes difunden odio funciona
Según el Instituto para la Democracia y la Sociedad Civil de Jena, Alemania, la deplatforming es relativamente exitosa. En su reciente estudio "Hate not found" (Odio: no encontrado), de noviembre de 2020, se concluye que "la desplataformización funciona" porque limita significativamente el "poder de movilización". "El hecho de que varios actores clave ya no tengan acceso a las plataformas hace que pierdan una gran amplitud de alcance y, por lo tanto, de importancia", dijo a DW Maik Fielitz, coautor del estudio, junto con Karolin Schwarz. "Muchos medios de comunicación ya no prestan atención a lo que esas plataformas comparten allí, y tienen menos oportunidades de ponerse en escena".
Pero aún existe el peligro de que las ideas racistas tengan cada vez más éxito en plataformas alternativas, como Telegram, por ejemplo. "Pero esto no sólo tiene que ver con la deplatforming, sino también con una tendencia general de la sociedad: la emigración hacia los servicios de mensajería que mezclan lo privado y lo público", apunta Fielitz. Sin embargo, "cuanto más grande sea una plataforma, más probable es que los ultraderechistas tengan que moderar su conducta", considera Fielitz. Otras plataformas, además de Telegram, juegan un papel menor y son poco visitadas, especialmente por los usuarios alemanes.
¿Por qué el bloqueo comienza ahora?
Lo que es sorprendente es que, a menudo, el bloqueo se produce sólo después de que el número de suscriptores ha alcanzado un cierto tamaño. "Con plataformas dedicadas a la libre expresión, es difícil bloquear o borrar enseguida a grupos de ese tipo. Además, no siempre es fácil detectar el contenido de odio como tal", explica Fielitz.
Un ejemplo de una controvertida elección de palabras es el término "pieza de oro", en referencia a un discurso del político Martin Scholz, que describió la visión de los refugiados sobre la Unión Europea y su fe en Europa, diciendo: "Lo que estos refugiados nos traen es más valioso que el oro". Desde entonces, el término "pieza de oro" ha sido utilizado como sinónimo de refugiados en círculos de extrema derecha, a fin de evitar el bloqueo.
No obstante, la desplataformización tardía es un problema, porque cuanto más tarde "se tomen decisiones de bloqueo o eliminación, más difícil será justificarlas", dice también el estudio "Hate not found". Entonces, las plataformas se enfrentan a la acusación de que están actuando arbitrariamente.
Los perpetradores se muestran como víctimas
"Movimientos como ‘Ein Prozent' usan los bloqueos para afirmar que están siendo oprimidos", advierte la consultora Herkenhoff. "Esa es una narrativa común para presentarse como víctimas que resisten". "Ein Prozent” afirma en su sitio web que sus miembros quieren "silenciar a los conservadores, a los derechistas".
Según el estudio, los ultraderechistas saben que con la acusación de "borrada arbitraria de cuentas” tocan un punto delicado, tanto de los operadores de plataformas como de las democracias liberales. Para los que propagan el odio, en cambio, la supresión "es convertida en una presunta evidencia de la relevancia del contenido borrado". Activistas de extrema derecha como Martin Sellner incluso se jactaban de estar entre los más borrados de internet.
Todavía está por verse si el bloqueo realmente frenará la difusión de los contenidos de odio. En su página, la llamada "Iniciativa ciudadana” ("Bürgerinitiative"), el activista de extrema derecha Sellner afirma que esta ya estaba "preparada”, y que se pasaría al controvertido servicio de mensajería Telegrama y a la plataforma Odyssee, y que, por supuesto, tomaría medidas legales contra el bloqueo. Lo cierto es que este movimiento neonazi, gracias a la deplatforming, en lugar de unos 12.000 suscriptores de YouTube, ahora tiene que conformarse con unos 250 suscriptores, al menos por el momento.
(jov/cp)