El caso Chodorkowski: “Estado de derecho ruso es una ficción”

Gazeta Wyborcza, de Varsovia, Polonia: “Michail Chodorkowski no es un ángel. Pero el intento de castigarlo ahora por supuesto “acoso sexual” de otro presidiario hace pensar en una farsa. Chodorkowski se destacó por su posición pro democrática y pro estadounidense, lo que en Rusia es considerado como un pecado capital.

Chodorkowski no quería ningún compromiso con el Estado. Y no podía quedar sin castigo. El ex empresario del petróleo está en la cárcel y no tiene oportunidad de salir de ella. Alguien en Rusia tiene que tener mucho miedo de que él, cuando salga en dos años, de a conocer detalles sobre cómo las relaciones entre la política y los negocios en Rusia.

El incómodo oligarca seguirá entonces preso. El Estado de derecho que el presidente de Rusia (Dmitri) Medwedew ha anunciado es una ficción.”

Zimbabwe: a tiranos les molesta las sanciones pero eso no los tumba

The Times, de Londres, Gran Bretaña: “Las sanciones contra el régimen apartheid de la Sudáfrica (de otrora) fueron justas y efectivas. Sanciones parecidas contra Irán tendrían éxito si se aplicaran consecuentemente.

Sanciones contra Zimbabwe son otro caso. Este país africano vive en constante violencia y su población vive atemorizada. En una autocracia, en donde la opresión es total, los que más sufren son los más débiles. Al gobierno de Zimbabwe no le importa el estado de miseria en que se encuentra el pueblo mientras sus líderes viven en excesivos lujos.

A esos tiranos los molesta que la Unión Europea y Naciones Unidas mantengan las sanciones pero eso no los tumba. La diplomacia de Occidente tiene que ganarse a los pueblos en los regímenes de opresores, sino quiere correr el riesgo de hacerse corresponsable.”

Despedida cajera por 1,30 € tras 31 años de trabajo

Tageszeitung, de Berlín, Alemania: “La corte dejó pasar la oportunidad de dejar de interpretar las leyes de una forma tan cuadrada. En el caso del despido de una cajera de la cadena alemana de supermercados Kaisers no se debió seguir la lógica jurídica sino la del sentido común. Qué farsa es aprobar el despido de una persona por algo tan leve como la desaparición de 1 euro con 30 céntimos. Qué farsa es destruir la existencia social de una mujer que 31 años realizó un trabajo duro y mal pagado por algo que la afectada dice no haber hecho.

En este caso, lo que se debería poner en duda no es la confianza en una trabajadora sino en una empresa que por pequeñeces emprende semejante campaña. ¿Qué confianza merece la gerencia de una empresa que rehúsa agresivamente el diálogo con sus trabajadores”.