La capital mexicana tiene un promedio de 85 decibeles, 20 por encima del máximo recomendado por la OMS como tolerable. La principal causa de la contaminación acústica son los cinco millones de autos que circulan a diario. El aumento del parque vehicular también ha multiplicado los daños a la salud, no solo auditivos, sino un estrés que puede derivar en problemas psiquiátricos.