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Europa en la retaguardia

31 de julio de 2002

Pocos dudas caben ya sobre la intención estadounidense de lanzar un nuevo ataque contra Irak. Pero los planes de Washington aún son difusos y tanto Berlín como París supeditan su apoyo a que exista un mandato de la ONU.

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El fanstasma de la guerra vuelve a rondar en torno a Irak.Imagen: AP

La determinación del presidente estadounidense, George Bush, de ajustar las viejas cuentas pendientes con Saddam Hussein va tomando cada vez más cuerpo. La prensa no cesa de barajar estrategias y la opinión pública se va haciendo a la idea de que tarde o temprano volverán a caer bombas sobre Bagdad.

Las últimas declaraciones del ministro de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, parecen disipar las dudas que pudieran haber quedado. No sólo manifestó su convicción de que el régimen iraquí tiene vínculos con la red terrorista de Osama Bin Laden; también se mostró escéptico en cuanto a que una nueva misión de inspectores de la ONU pudiera encontrar los escondites de armas iraquíes.

No sin mandato de la ONU

Si bien Rumsfeld negó que de momento las altas esferas de Washington consideren opciones militares, se hace difícil pasar por alto los rumores de guerra. En Europa, los gobiernos han optado por mantenerse a resguardo y sólo el premier británico, Tony Blair, parece dispuesto a secundar a Bush. El Presidente francés, Jacques Chirac, y el canciller alemán, Gerhard Schröder, esgrimen en cambio el argumento del derecho internacional y aseguran que una acción castrense tendría que ser autorizada por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

Las declaraciones son, sin embargo, bastante vagas. Schröder no quiere desdecirse de la "solidaridad irrestricta" prometida a Washington en la lucha contra el terrorismo y asegura que no hay discrepancias con Estados Unidos en el asunto de fondo; es decir, en cuanto a que hay que mantener la presión sobre Saddam Hussein, para evitar que acumule arsenales de exterminio masivo. Pero el canciller alemán se refiere a la presión diplomática, dirigida a forzar a Bagdad a permitir las inspecciones internacionales -inspecciones de cuya eficacia duda Rumsfeld.

¿Independencia ante Estados Unidos?

Lo que está claro es que la participación de soldados alemanes en una eventual operación militar tendría que ser aprobada por el parlamento federal y no resultaría fácil conseguir su venia, por lo menos en las filas de los partidos gobernantes. No obstante, el jefe de la comisión de Relaciones Exteriores del Bundestag, Hans-Ulrich Klose, no descartó una mayoría parlamentaria con los votos de la oposición conservadora. Por lo demás, a su juicio resultaría difícil negarse a los deseos de Estados Unidos, por ejemplo "si solicitan nuestros tanques de reconocimiento".

Entre las múltiples figuras que tercian en la discusión en Alemania se cuenta el ex-canciller socialdemócrata Helmut Schmidt. En el semanario Die Zeit planteó sin tapujos que, aun cuando falte mucho para que la Unión Europea alcance su plenitud, "no tenemos que dejar que Estados Unidos tome decisiones por nosotros". A su juicio, en el caso teórico de que Estados Unidos emprendiera una "guerra preventiva" contra Irak, los aliados de la OTAN no estarían obligados a apoyarla. Al fin y al cabo, se trata de una alianza defensiva.

Entretanto, en Europa sigue cundiendo la preocupación ante la perspectiva de una guerra, que no se considera necesaria y que podría tener graves consecuencias para la estabilidad de la región.