¿Hijo mío?
21 de febrero de 2008El pasado 22 de junio, dos pequeñitas recién nacidas dormían en una clínica de Sarrebruck cuando, en medio de circunstancias que aún no han sido esclarecidas, les fueron intercambiadas las cintas que las identificaban. Las niñas vivieron así varios meses con los padres equivocados, hasta que una de las parejas comenzó a dudar del parentesco biológico con la bebé que tenía en casa.
Se comprobó que efectivamente había un error. O más bien, dos. Hoy ambas viven con sus padres biológicos mientras se comprueban en esa zona de Alemania otros 14 casos en los cuales los padres han manifestado dudas sobre si los bebés que recibieron en el hospital fueron de su procreación.
En circunstancias similares es posible llegar a la verdad gracias a la famosa prueba de ADN. Pero no todos los casos son tan sencillos como el de las recién nacidas de Sarrebruck. ¿Qué pasa, por ejemplo, cuando un padre tarda años en comprobar que un hijo no es suyo?
Reforma legislativa
Hasta este jueves (21.02.2008), la legislación alemana vinculaba expresamente el parentesco biológico con la tutela legal del menor. La norma sufrió adecuaciones en la sesión de hoy en el Bundestag, de tal manera que ahora el padre tendrá la opción de reconocer o no a un hijo que comprobadamente –a través del ADN- no fue procreado por él.
El objeto de la reforma legislativa podría parecer banal o incluso parte de la picaresca. Pero detrás de ella aparecen datos reveladores. De acuerdo con la ministra federal de Justicia, Brigitte Zypries, en 2004 se registraron 23.000 “disputas de paternidad”: hombres que por razones muy diversas exigieron comprobar el parentesco biológico con sus hijos.
“En 80 por ciento de los casos, las dudas resultaron infundadas”, dice el organismo. En otras palabras, 20 por ciento de las quejas acabaron con la certeza de que el padre biológico era distinto del que ejercía la tutela, con los derechos y obligaciones que ésta implica.
La norma aprobada por el Bundestag refuerza precisamente el derecho de los cónyuges o parejas masculinos a solicitar una prueba de ADN para fines de comprobación de la paternidad biológica.
“Duda fundamentada”
La norma pone como condición que en cada caso exista “duda fundamentada”. Si ésta se presenta, la madre queda obligada por ley a entregar las muestras correspondientes aún en contra de su voluntad. En la legislación anterior no existía tal prerrogativa. Asimismo, el parentesco biológico venía ligado a la tutela legal.
Pero un ciudadano alemán se negaba a seguir pagando la manutención de un hijo que, sospechaba, no era de él. Por ello interpuso una demanda que llegó hasta el propio Tribunal Constitucional. A raíz del fallo, los magistrados emplazaron al Poder Legislativo para que antes de marzo próximo emitiera una ley que reconociera el “derecho al esclarecimiento del origen”.
La enmienda contiene una cláusula según la cual el procedimiento no debe aplicarse “si el niño es incapaz de tolerar la verdad”.