Hito de rebeldía
17 de junio de 2003El 17 de junio de 1953, un millón de personas en 700 localidades de la hoy extinta República Democrática Alemana salieron a las calles exigiendo mejoras para su situación económica, así como la reunificación de las dos Alemanias y elecciones libres. La masiva protesta fue acallada por tanques soviéticos que arremetieron contra los manifestantes armados con piedras. Aunque las cifras de los muertos no estén claras –25, 50 o 300-, los libros de historia hablan con seguridad de cientos de heridos y miles de detenidos. Pocas semanas después, la República Federal Alemana declaraba en Bonn el 17 de junio como el "Día de la Unidad Alemana".
Un homenaje
Hoy, cincuenta años después, la gran avenida que atraviesa la tan famosa puerta de Brandeburgo –donde tuvo lugar el principio del fin del muro de Berlín y la división germana- lleva la fecha por nombre. El presidente alemán Johannes Rau enalteció la fecha designándola como "uno de los grandes días de la historia de la libertad alemana".
Por su parte, el presidente del Parlamento alemán, Wolfgang Thierse, realzó su importancia histórica, subrayando que "el levantamiento espontáneo y valiente de personas de todas las capas sociales marca un gran hito en la historia europea".
La voz crítica
En una entrevista concedida a la agencia de noticias dpa, el escritor y Premio Nobel alemán Günter Grass –quien fuera testigo ocular de los hechos- calificó de desacertado el tratamiento que se le ha dado al levantamiento obrero en la ex RDA. Si bien encomiable, esta manifestación masiva no merece el nombre de revolución, según el escritor alemán. En ambos Estados alemanes se falsificó la historia, prosigue Grass, "en la RDA según el patrón usual, se la calificó de un intento de contrarrevolución, y en la otra, el entonces canciller Konrad Adenauer convirtió un levantamiento obrero en una revolución –y no fue así"; lo cual, sin embargo, no obsta que sea un día que no debe desaparecer de la memoria colectiva.
Los hechos
El disparador de los disturbios fue el anuncio hecho por el gobierno de que se alargaría la jornada de trabajo en la industria, y que habría alza de precios de alimentos. En otoño de 1952, la declarada política del gobierno de "una planificada construcción del socialismo" llevó al país a una profunda crisis. La colectivización de la agricultura y el acelarado crecimiento de la industria pesada habían debilitado la capacidad económica del sistema. Los meses que precedieron al 17 de junio estuvieron marcados por un empeoramiento paulatino de la situación. Las medidas de ahorro imperaban. Cada vez más ciudadanos daban la espalda a la RDA y buscaban nuevos horizontes en el oeste. Para la primavera de 1953 eran mensualmente 30.000.
Una golondrina no hace verano
A la apreciación del historiador Guido Knopp, de que el 17 de junio de 1953 terminó con la caída del muro en 1989, Grass, inclemente crítico de su propio país, acotó que si bien hay algo de verdad en ello, hay que reconocer que en Alemania oriental -a diferencia de lo que sucedió en Polonia, Hungría o la antigua Checoslovaquia- imperó a partir de ahí por mucho tiempo el silencio.