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Inquietud en los prostíbulos

Mirra Banchón7 de julio de 2004

La Federación para los Servicios Sexuales desearía que todas las ciudades fueran como Berlín: sin restricciones de horarios ni de zonas. Un balance después de dos años de aprobada la ley que regula la prostitución.

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Apoyada por el Ministerio alemán para la Familia, la “Federación para los Servicios Sexuales”, formada por gente que presta servicios sexuales -tanto prostitutas y prostitutos como demás personal de burdeles y todo tipo de locales eróticos- exige que su ramo tenga los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro. Y es que, si bien la ley que entró en vigencia el 1 de enero de 2002 ha aliviado un tanto su precaria situación, no ha aportado mucho a una verdadera mejoría de las condiciones sociales y laborales en el ramo.

La ley de prostitución, que entró en vigor el 1 de enero de 2002, legalizó este trabajo que quedó equiparado a otros servicios. La ley hace posible que las prostitutas trabajen con contrato en los burdeles, lo que las protege de la explotación, y les permite ejercer independientemente el oficio pues los servicios sexuales están registrados y quienes los prestan pagan impuestos y costes laborales. Antes de la entrada en vigor de la ley que oficializa la profesión de “prostituta”, las aseguradoras se negaban a asegurar meretrices, por lo que éstas se veían forzadas a mentir. Así, en el caso de un accidente de trabajo, donde quedaba claro el tipo de actividad laboral del afiliado, el seguro no pagaba por haber fraude en los papeles.

Tres grandes barreras

Sin embargo, a través de impuestos, horarios restrictivos o declarando zonas vedadas para “negocios carnales”, muchas ciudades alemanas ponen trabas al exitoso desarrollo de la industria del placer sexual. En este punto Berlín y Dresde son los extremos: la primera por su liberalidad, y la segunda por haber declarado casi toda la ciudad como zona prohibida para la prostitución.

Otra de las trincheras de la moral la constituyen las tasas especiales que se cobra en algunas ciudades por día de ejercicio de la profesión. En Dusseldorf o Stuttgart pueden llegar a los 25 euros. Actualmente trabajan alrededor de 400.000 prostitutas en Alemania, según cifras oficiales, y el sector mueve en torno a los 1.500 millones de euros anualmente. Sin embargo, el portavoz de la Federación anota que hay mucho personal aún no registrado, debido a que teme tener que hacer pagos retroactivos al Fisco. Debido a que antes del 2002 la profesión no existía oficialmente, toda esta gente no pagaba impuestos. El temor, entonces, no es empezar a pagarlos, sino tener que desembolsar el monto completo por todo el periodo anterior.

En resumen -exceptuando la bonanza en la que laboran los trabajadores sexuales en la capital germana-, el balance que saca Stephanie Klee, presidenta de la Federación,

no es positivo, a pesar de que según la Asociación Sindical Ver.Di 1,2 millones de hombres usan diariamente los servicios de las que apenas desde hace dos años pueden poner su placa en la puerta. En zonas específicas, y en horarios permitidos.