El verde valle de Lurín es considerado el último pulmón verde de Lima, una ciudad ubicada en medio del desierto y con serios problemas de contaminación por la falta de espacios verdes. Activistas se oponen a un proyecto urbanístico en el sur de la ciudad, donde los planes del Ayuntamiento y las autoridades distritales amenazan con acabar con el frágil ecosistema del valle.