La UE, ¿un actor en la paz en Colombia?
4 de octubre de 2013Aunque los avances en el diálogo de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC son modestos, al parecer los hay. Esto hace que se empiece a imaginar una época de postconflicto, a la cual la UE podría aportar como lo ha hecho en otros conflictos tanto en territorio europeo como en Centroamérica. En ambos casos la presencia europea fue clave para la reconstrucción material y humana.
La experiencia en Centroamérica
“En 1984 gracias al compromiso diplomático de Europa se inició el Diálogo de San José. Se estableció una mesa de diálogo con quienes combatían a los gobiernos centroamericanos, lo que permitió tres años después alcanzar los Acuerdos de Esquipulas. "La UE formalmente jugó un rol de facilitador de diálogo", explica a DW Jorge Balbis, secretario ejecutivo de la Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo (ALOP).
“Una vez que los acuerdos de paz se establecieron vino un segundo momento: un programa para la paz con varios componentes. Uno fue no abandonar el diálogo político. Otro, una apuesta muy grande, por atender los problemas derivados del conflicto; puso dinero para la reconstrucción material, para la institucionalidad democrática, para el proceso de integración regional. Dentro de los programas de cooperación tanto a nivel nacional como regional de la UE con Centroamérica hubo capítulos muy fuertes con temas de reinserción y atención de necesidades de la población en unos Estados que quedaron destrozados después de la guerra en donde había que reconstruir desde los hospitales hasta las escuelas. El dinero de la UE se fue también a fortalecer a organizaciones sociales para que reivindicaran la justicia contra el genocidio”, explica Balbis, que lleva lustros siguiendo las relaciones UE-América Latina.
¿Qué hacen si ya no combaten?
En el caso de Colombia –que no participará más en la cooperación bilateral europea- aún no se sabe muy bien cuál podría ser el apoyo europeo en el postconflicto. Al parecer se orientará, entre otros, en la reinserción de excombatientes, sobre todo de los niños involucrados en el conflicto.
A este respecto, los esfuerzos podrían ir encaminados a apoyar programas ya existentes. “Durante diez años y cuatro meses que estuve secuestrado por las FARC pude darme cuenta de las estrategias para el reclutamiento de niños, niñas y adolescentes”, contaba recientemente en Bruselas el sargento William Pérez, encargado hoy de la unidad de asistencia al desmovilizado. Pérez, que fue libearado junto con Ingrid Betancourt, explica también las campañas de información para evitar que los menores sean reclutados, por cualquier grupo armado.
Por lo pronto, la asistencia está orientada a desmovilizaciones individuales. “Pertenecí al 57 frente de la FARC por 17 años. Fui reclutado cuando andaba por los trece. A esa edad uno no piensa para actuar. En la organización se ve sometido a muchos castigos”, recordaba hace unos meses en Bruselas Reinaldo Usuaga, que se entregó el 3 de mayo de 2013 junto al grupo de diez hombres que lideraba. “Fue como volver a nacer, el programa funciona”, cuenta a DW a dos meses de haber salido de la selva y en pleno programa de asistencia de recuperación.
El programa prevé asistencia sanitaria, sicológica, de recursos y fondos para un emprendimiento laboral. La pregunta que muchos se hacen es si Colombia estará en capacidad de atender a movilizaciones masivas y si en este proceso podría tener un papel la cooperación europea.
Víctimas y justicia
Winston Gallego de la ong Coordinación Colombia-Estados Unidos pide que la UE se comprometa en la labor de los líderes sociales pues es un conflicto social que ha generado un alto nivel de pobreza y miseria. "En este momento enfrentamos además del conflicto armado un alto nivel de criminalización de la protesta social, acusada de estar infiltrada por grupos guerrilleros. En un postconflicto la UE debe velar por las garantías de los defensores de derechos humanos y por el derecho al territorio”. Tanto ésta como otras ongs subrayan la necesidad de que la UE insista en que sobre todo se tenga en cuenta a las víctimas y su reparación.
“El tema de la justicia no va a ser un tema nada fácil por lo prolongado del conflicto y por la gravedad de lo ocurrido. El tema supone mucha dificultad en cualquier proceso de paz como lo hemos visto en Guatemala. Aunque son justificables y atendibles las demandas de justicia, sabemos bien que los procesos de pacificación demandan tiempo y allí todo dependerá no sólo de los aparatos de justicia, no sólo de la capacidad de los afectados sino también de la voluntad política del gobierno como de la independencia de los aparatos de justicia”, sostiene Balbis.
¿Por qué habría de colaborar con la paz?
No obstante, “la UE no necesita inventar una presencia en Colombia para después de la firma de la paz; puede tomar como antecedente su propio trabajo durante el conflicto”, dice Balbis que en su momento evaluó positivamente uno de los “Laboratorios de Paz”. Estos se caracterizaron por generar dinámicas de concertación en las que participaron el gobierno nacional, las organizaciones sociales, las poblaciones, los sectores productores y la Iglesia.
Si bien la UE no será la que solucione el conflicto interno colombiano, “sí puede contribuir desde su experiencia en el abordaje del postconflicto, como en Irlanda o Centroamérica. La pregunta está en si lo quiere hacer”, cuestiona Balbis. Aunque Colombia no estará más en el programa de cooperación bilateral por ser un país de renta media alta, “eso no tendría por qué suponer su exclusión de otras líneas de financiamiento como puede ser la de derechos humanos”, concluye Balbis subrayando que el mayor motivo por el cual debería tener la UE –premio Nóbel de la Paz- un rol en la solución del conflicto en Colombia es “en primer lugar para ser fiel a sí misma”.