Los problemas de una megaciudad

La presencia de soldados y policías fuertemente armados se ha convertido en parte del paisaje urbano. La ciudadanía considera que las autoridades deben resolver el problema de la inseguridad aunque el que puede paga seguridad privada. La gente cada vez se protege más en lo individual, pero no colectivamente

Aunque la migración del campo a la ciudad ha declinado, la violencia y el crimen organizado expulsa a millones de personas que pasan por México en su afán por llegar a Estados Unidos. En la imagen tomada por el fotógrafo mexicano Ehécatl Cabrera, se ve a dos migrantes hondureños que piden ayuda económica en el transporte público.

Esta mujer posa afuera de lo que se ha convertido en su improvisada vivienda. Ella y su familia fueron desalojadas hace dos años de un viejo edificio que estaba en ruinas y representaba un peligro para sus ocupantes, que pagaban rentas congeladas.

A veces parece un milagro que la urbe de 22 millones de habitantes funcione. Servicios como el de recolección de basura se encuentran desbordados. En la imagen tomada en un domingo en la Ciudad de México, se ve a familias caminando entre la basura acumulada a la entrada del hospital público Gregorio Salinas.

Carteles e instalaciones callejeras en contra de la construcción de un nuevo edificio de viviendas en el sur de la Ciudad de México, que podría afectar un manto freático y provocar una mayor escasez de agua. La falta del líquido es uno de los problemas más graves de la gran urbe. Su crecimiento desmesurado y un complejo sistema de drenaje agravan la situación.

Un hombre ayuda a su hija a bajar del autobús. Alrededor de los límites de la ciudad se crean grandes congestionamientos de tráfico, sobre todo de autobuses y microbuses. El recorrido de una distancia de dos o tres kilómetros puede durar más de una hora.

Un 50% de la población económicamente activa se encuentra ocupada en el sector informal. Según el urbanista Manuel Perló, no sólo se trata de vendedores ambulantes, sino incluso la producción industrial, de alimentos, el transporte público y la construcción de viviendas. En esta imagen se ve a las llamadas 'Marías', mujeres que venden productos en las calles.

La Ciudad de México tiene actualmente una baja capacidad de adaptación y no ha logrado reinventarse, como algunas ciudades de Norteamérica y de Europa. Falta inversión en infraestructura, y no ayuda que el gobierno Federal restrinja recursos a la gran metrópoli de cara a otros costosos proyectos de obras públicas.

Un 30% de la población de la Ciudad de México es pobre. Una condición asociada a la falta de educación, de servicios médicos, de insuficiencia alimentaria. La pobreza y la opulencia van de la mano en la gran urbe y no hay una coordinación de las autoridades federales, capitalinas ni estatales para el diseño de políticas conjuntas que alivien el problema.