Museo de los impuestos: el dinero no huele
29 de marzo de 2005¿Habrá que ser teutón para interesarse por la historia de los impuestos e incluso dedicarle un museo? En la pequeña ciudad renana de Brühl se encuentra el "Museo de Impuestos". La colección es única en toda Alemania y se dedica a la presentación de 5000 años de historia fiscal.
En sus salas, el visitante interesado encuentra objetos que no delatan a primera vista su atractivo: 1200 imágenes (muchas de ellas retratos de recaudadores de impuestos), escudos, monedas, formularios y calculadoras. Una biblioteca especializada ofrece más de 25.000 libros dedicados al tema de cómo conseguir el dinero de quien se lo mereció por su trabajo.
Dinero para guerras, bodas y autopistas
¿A quien se le ocurrió juntar una colección de textos y objetos sobre este tema? El museo informa que la colección nació en 1958 en el departamento de impuestos de la localidad de Freudenstadt, en la Selva Negra. Parece ser que los empleados no tenían mucho que hacer en ese entonces. En 1961, el entonces ministro alemán de Finanzas, Franz Etzel, pasó por ahí y quedó tan impresionado que decidió abrir un museo y ampliar la colección.
Ciertamente, el tema de los impuestos no es tan soso como podría aparentar a primera vista. Desde hace más de 5000 años, reyes, dictadores o ministros de Hacienda se inventan impuestos para pagar cosas de las que ellos piensan que son inevitables: guerras, bodas o autopistas de seis pistas. La fantasía nunca tuvo límites.
"Pecunia non olet"
El emperador romano Vespasiano, por ejemplo, tuvo la idea gloriosa de exigir impuestos sobre los excusados públicos. Cuando su hijo lo criticó por tal crueldad sobre una necesidad tan humana, pronunció la famosa frase: "Pecunia non olet". El dinero no huele.
Otros impuestos impresionan por su larga tradición. En el Imperio Romano, al igual que en la antigua Grecia, se debía pagar impuesto sobre las ventas por cada esclavo mayor de 14 años. En la esclavitud moderna también se conocen esas normas. Cuando el Bayern de Múnich vende uno de sus jugadores por varios millones de euros, también tiene que pagar el impuesto sobre las ventas.
Impuestos sobre barbas y golondrinas
Al enterarse de todas las diversas formas e ideas para llenar la caja del Estado, el visitante del museo empieza a sentir compasión con las pobres víctimas de las amenazas fiscales del pasado. ¿Impuestos sobre barbas en la Rusia del zar Pedro el Grande? Ningún problema.
En el siglo 18 se conocía en algunas regiones de Alemania el "impuesto de golondrinas". Quien no era capaz o no estaba dispuesto a cazar 12 golondrinas y entregarlas a Hacienda, tenía que pagar un impuesto de 12 kreuzer, una antigua moneda alemana.
Según evaluaciones oficiales, los ciudadanos alemanes defraudan entre 50 mil y 80 mil millones de euros, cada año. Ojalá que al ministro actual de Finanzas alemán, Hans Eichel, no se le ocurra pasar por este museo para inspirarse y encontrar nuevas ideas para acabar con su déficit.