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Nuevo fracaso electoral del Laborismo aumenta la presión sobre Brown

Anna Tomforde (dpa)23 de mayo de 2008

Crewe y Nantwich son conocidos como punto de cambio de trenes para los viajeros que se dirigen al norte de Gran Bretaña, pero hoy podrían estar haciendo historia como símbolo de otro tipo de cambio de dirección.

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Gordon Brown: en aprietosImagen: picture-alliance/ dpa

Se trata del que, según los analistas, ha terminado de dar la política británica después de la aplastante derrota del laborismo en las elecciones complementarias que el jueves se celebraron en estas dos circunscripciones del noroeste de Inglaterra.

Así como el ex primer ministro Tony Blair logró en 1997 ganar a los votantes de la "Gran Bretaña media" conquistada 18 años antes por la "revolución conservadora" de Margaret Thatcher, los comicios de Crewe y Nantwich serán recordados como punto de inflexión en el paisaje de la política nacional, auguran los expertos.

La derrota laborista tiene lugar además poco después de otras similares sufridas en las elecciones regionales y la alcaldía de Londres el 1 de mayo, y se produce cuando aún no se ha cumplido un año desde la asunción de Gordon Brown como primer ministro.

Así como muchos olvidaron que Blair también sufrió numerosos reveses durante sus diez años en el poder -comenzando por Irak, lo que terminó por forzarlo a adelantar su mudanza de Downing Street-, las recientes derrotas del Laborismo tienen un carácter diferente, explican los analistas.

"La gente está abandonando el Laborismo"

"La gente está abandonando el Laborismo y acudiendo directamente a los conservadores: eso es nuevo", sostuvo Peter Kellner, director de instituto de investigaciones YouGov. La última vez que ocurrió algo similar terminó con la llegada de Thatcher al poder.

Las principales figuras del partido, entre tanto, intentan atribuir el pésimo resultado en Crewe y Nantwich a un descontento a medio plazo debido a la crisis económica global, que derivó en el aumento imparable de los precios del crudo y los alimentos y en una coyuntura crediticia e inmobiliaria adversa.

Brown, que tuvo la mala fortuna política de asumir el cargo justo cuando se avecinaba el fin de un ciclo de diez años consecutivos de expansión económica, insiste en que las recientes derrotas no son "personales".

"La gente quiere que nosotros dirijamos los retos económicos que enfrentamos, y creo que puedo hacerlo", aseguró hoy.

Un cambio de tendencia política general

Por el contrario, varios analistas políticos (que insisten en recordar que Brown se convirtió en líder del partido y primer ministro sin elección mediante) aseguran abiertamente que el problema es él: "Nunca se había tratado tanto de un solo hombre, de la confianza en un solo hombre", destacó Nick Robinson, editor política de la BBC.

Kellner refuta que hasta ahora no hay sondeo que demuestre que los laboristas podrían haber conseguido mejores resultados con otro líder. En el fondo, especula, se trata de un cambio de tendencia política general que viene gestándose desde hace meses.

La gran pregunta ahora es cómo reaccionará Brown a la desconfianza de los votantes y a la agitación dentro de su propio partido. La próxima elección general está prevista a más tardar para mayo de 2010.

Los comentaristas coinciden en que, si bien algunos parlamentarios laboristas pedirán en público la cabeza del premier, la mayoría comprenderá que una carrera por hacerse con el liderazgo del partido sería a esta altura divisoria y perjudicial.

Un analista descartaba hoy la posibilidad de un descabezamiento brusco, pero advertía que si Brown no logra una "gran recuperación" antes de la conferencia del partido en otoño (boreal), "se encontrará una forma de quitarlo".