Alemania puede lograrlo
9 de septiembre de 2015Hace apenas unos días era incapaz de conciliar el sueño. Me asaltó el miedo a que Alemania no hallara cómo lidiar con esta crisis de refugiados. No veía sino ramos de flores en estaciones de trenes. Echaba de menos una respuesta política. Es importante contar con una cultura de bienvenida. No hay dudas. Pero el trato a los refugiados no es solamente un tema emocional, sino sobre todo un duro tema político.
Por suerte, también Angela Merkel lo ve así y ha mostrado coraje con su política: abrió las fronteras a los refugiados y ha forzado a todo un continente a ocuparse de la miseria que sufren estas personas a las puertas de Europa. Ahora no hay vuelta atrás.
Merkel sigue firme
En el debate general del Bundestag –la cámara baja del Parlamento alemán− Merkel ha dejado claro que se mantendrá firme. Y es justamente esa posición de vanguardia, esa fuerza, la que requiere el momento. Al mismo tiempo se necesita un nivel operativo que funcione, especialmente a escala de los estados federados. La presidenta del Estado de Renania del Norte Westfalia, la socialdemócrata Hannelore Kraft, toda emoción y comprensión, y su homólogo bávaro, el socialcristiano Horst Seehofer, todo desdén, están demostrándoles a los demás cómo se hacen las cosas. Se necesita independencia de la política partidaria.
Hay, por si fuera poco, otra razón para el optimismo: Alemania se libera, poco a poco, del corset de su rígida cultura del debate. Muy pocos se habían preguntado hasta ahora qué viene tras la solidaria bienvenida inicial o qué miedos asaltan a los alemanes de a pie. Hay que involucrar a los ciudadanos, exige ahora la líder parlamentaria socialcristiana Gerda Hasselfeldt en el Bundestag. Los partidos tienen que tomar en cuenta la realidad, no negarla. Esta crisis de refugiados requiere un debate sin miedo a a temas tabúes. ¡Usted tiene razón, señora Hasselfeldt! No puede haber tabúes. Ese será, como usted misma dice, el mejor instrumento contra el pensamiento de extrema derecha.
Asimismo, tiene razón la líder parlamentaria verde, Kathrin Göring-Eckhardt, cuando dice que hay que empezar a discutir desde ya, cómo manejará Alemania la visión del mundo de muchos refugiados musulmanes que “no es la nuestra”. ¿Cómo podemos transmitirles lo que representa nuestra Constitución? Se necesita una discusión sobre nuestros valores y leyes, para compartirlos con “el otro”.
Reconocer nuestros errores
Valioso es también el llamado de la política verde a reconocer abiertamente nuestros errores. La política de asilo alemana ha fallado en muchos aspectos en el pasado. Ahora mismo, uno de los problemas fundamentales es la falta de funcionarios para procesar las solicitudes de asilo. Hay que hallar soluciones a estos fallos.
Para alivio nuestro constatamos, también, la certeza sobre la estabilidad del sistema político alemán, pese a la reciente avalancha de refugiados. En otros estados europeos, los partidos populistas reducen las posibilidades de respuesta de la política. No es el caso de Alemania. La llamada “Alternativa para Alemania” (AfD), nuestra variante del populismo de derecha, no ha logrado imponerle su sello al debate actual.
Elogios desde el exterior
Y para rematar, Alemania recibe impulso simbólico desde el exterior, con alabanzas editoriales incluidas. Mientras algunos alemanes se hunden en su “German Angst” (el típico miedo alemán), otros ven que el país está dando un positivo salto moral y confían en el liderazgo de Merkel.
Pese a la complejidad de la actual situación, hay motivos suficientes para confiar en que Alemania podrá lograrlo. Quizás, incluso, cuando se mire atrás en el futuro, haya que decir que la crisis migratoria hizo de Alemania un mejor país.