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Los políticos toman las decisiones, no los virólogos

29 de abril de 2020

Rara vez tienen las decisiones políticas consecuencias tan directas para los ciudadanos. Ahora, los políticos buscan consejo de expertos, pero la responsabilidad de las decisiones es solo suya, opina Christoph Strack.

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Angela Merkel, canciller, Jens Spahn (centro), ministro de Salud y Lothar H. Wieler, presidente del Instituto alemán Robert Koch.
Angela Merkel, canciller, Jens Spahn (centro), ministro de Salud y Lothar H. Wieler, presidente del Instituto alemán Robert Koch. Imagen: Imago Images/photothek/F. Zahn

Combatir al nuevo coronavirus, vivir con la pandemia y sobrevivir a la amenaza es una carrera de fondo. Es algo que seguirá poniendo a prueba a las sociedades y a los políticos, quienes buscan asesorarse con expertos. Pero ¿hasta qué punto? La gente aplaude desde balcones y ventanas como agradecimiento por su trabajo al personal médico, cuya peligrosa labor nadie pudo prever. Más de 150 médicos han muerto solo en Italia, país donde se los aplaude como héroes. Pero en una sociedad dominada por los medios, los héroes no bastan. También hacen falta estrellas a las que elevar al Olimpo, aunque luego se las deje caer desde las alturas. En Alemania, en esta primera etapa de la pandemia, los virólogos son las estrellas.

Conociendo al virus en tiempo real

Alemania no puede quejarse ni por la calidad de sus científicos ni por su periodismo divulgativo. Todo el mundo pudo poner rápidamente en práctica varias recomendaciones sencillas: lavarse las manos con frecuencia, evitar las aglomeraciones de gente y guardar distancia física también en el ámbito privado. Hubo personas que participaron en investigaciones académicas en curso. La ciencia va conociendo al virus poco a poco, en tiempo real, mientras el microorganismo se expande, con todo lo que eso conlleva: ensayo y error, hipótesis y refutaciones, afirmaciones contradictorias…

Así pues, en este tiempo, ha cambiado la recomendación sobre la conveniencia de llevar tapabocas. Y hay muchas preguntas que los expertos aún no saben responder, por lo que piden paciencia. No importa, ya que, desde hace tiempo, son las estrellas cuyo brillo depende de la recepción científica y de su presencia mediática. Y también, por qué no, de su atractivo físico y de su carisma. Y quien logre ganar en la carrera para vacunar a la población, ya sea en Berlín, Bonn, Oxford, París o Wuhan, será elevado mediáticamente hasta la categoría de Mesías.

La política es en parte responsable de haber convertido a los científicos en las nuevas estrellas. Está claro que para poder imponer en muchos ámbitos la limitación de derechos ciudadanos básicos, los políticos se han apoyado en el consejo de los virólogos, aunque también en el de representantes de otras áreas científicas. Pero la gestión, la toma de decisiones concretas, compete sola y exclusivamente a los políticos. Los expertos pueden asesorar, los medios de comunicación pueden trasmitir información y ofrecer opiniones equilibradas, pero la gestión es una tarea política. Para eso se presentan los políticos como candidatos y para eso son elegidos y reciben un mandato temporal.

Errores en política… y en ciencia

En un mundo cada vez más confuso, los expertos son cada vez más importantes. Hay una variedad casi inabarcable de gremios científicos. Hace 20 años, el entonces canciller alemán, Gerhard Schröder, puso en marcha el Consejo Nacional de Ética, para atender las grandes cuestiones que plantea la biomedicina. De ahí surgió después el Consejo alemán de Ética. Poco después de tomar posesión de su cargo, la actual canciller, Angela Merkel, revalorizó la hasta entonces poco presente Academia Nacional de Ciencias, conocida como Leopoldina. Son solo dos ejemplos de las últimas décadas.

Es cierto que las responsabilidades políticas también deben asumir impoderables, así como tomar decisiones abiertas y maniobrar a corto plazo. Y la ciencia también puede cometer errores. Uno de los más notables momentos del ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, tuvo lugar cuando el pasado 22 de abril habló abiertamente en el Bundestag sobre posibles decisiones erróneas, por las que tal vez habría que disculparse después. Aquello tuvo grandeza: Spahn hablaba de él mismo, no de los científicos.

Lo decisivo es la gestión política

Por ese motivo, las apariciones públicas y la competencia suscitada entre virólogos que combaten la pandemia es solo un aspecto parcial. Los científicos son importantes, pero no decisivos. La política puede y debe dejarlo claro en estos tiempos duros para la sociedad. Lo importante es la gestión política realizada en los Parlamentos. Cuando se inician los períodos legislativos en Alemania, el presidente del Bundestag suele recordar la alta responsabilidad de los diputados. Ahora, más que nunca, estos están sumidos en esa responsabilidad.

(jov)

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