1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

Opinión: Vale la pena estar preparado

27 de septiembre de 2016

Al final, por estar bien preparada, por tener experiencia y por su confianza en sí misma, Hillary Clinton ganó claramente el primer debate en TV. Donald Trump experimentó una peligrosa debacle, opina Ines Pohl.

https://p.dw.com/p/2Qcty
Imagen: picture-alliance/dpa/J. Lane

¿Logrará comportarse? ¿Puede Donald Trump contenerse y, durante los 90 minutos de debate en TV, no imprecar ni acosar a extranjeros, mujeres y musulmanes? ¿Logrará comportarse como le corresponde a un presidente estadounidense? Esas eran las preguntas que se hicieron los medios de comunicación los últimos días en relación con el duelo televisivo entre Clinton y Trump. Triste, naturalmente, que el debate público en relación con el cargo público más importante del mundo haya alcanzado tan bajo nivel. Pero esas son al fin y al cabo las cuestiones que marcan esta campaña electoral, en la que no se ha discutido en público sobre ideas y estrategias políticas, sino sobre el tamaño de las manos y otras extremidades.

Bombas de humo verbales

¿Y? Sí, Trump se ha comportado razonablemente, no ha lanzado maldiciones ni ha sido especialmente agresivo con las mujeres y los musulmanes. Pero eso le ha servido de poco. Al contrario, el debate fue una prueba de que Trump ha sido exitoso en los últimos meses solo porque sus bombas de humo verbales sirven para ocultar su falta de brillo.

Ines Pohl, corresponsal de DW en Estados Unidos.
Ines Pohl, corresponsal de DW en Estados Unidos.Imagen: DW

Y sí, también ha tenido repercusión porque muchos medios le han dado eco a las acciones con las que él buscaba llamar la atención, obtener sintonía o hacer dinero. Obviamente sus asesores han aprovechado este momento para dar la partida a un cambio de imagen en la fase decisiva de la campaña, en un intento por atraer a los votantes republicanos tradicionales, esos que simplemente ven con disgusto la posibilidad de apoyar a un personaje como Trump. La estrategia, sin embargo, parece no haber funcionado bien del todo.

Desmontado ante millones

Hillary Clinton puso a su rival republicano en evidencia ante una audiencia de 100 millones de personas y, con ironía y experiencia, con chistes y encanto, mostró que de Donald Trump no queda nada cuando no puede desviar la atención sobre la falsedad de sus argumentos por medio de ataques y obscenidades. Ya sea si las preguntas son sobre política exterior, terrorismo, seguridad interior, economía o política tributaria, Trump no consigue salir de sus frases hechas llenas de contradicciones y carentes de ideas.

Para todos los que siguieron este debate televisivo con una mente abierta, es claro que Trump falló tan estrepitosamente como grandilocuentes son sus promesas. Y Clinton demostró una vez más cuán preparada está para trabajar y el nivel de esfuerzo y respeto con el que está luchando en esta campaña presidencial.

En un mundo donde los ciudadanos toman sus decisiones electorales según los hechos y los conceptos políticos, no puede haber ninguna duda tras este debate de que Donald Trump simplemente no está en posición de asumir la extremadamente difícil y sofisticada misión de convertirse en el sucesor del presidente Barack Obama.

El eco de las redes sociales

¿Pero ocurre eso mismo en una sociedad donde cada vez más gente, gracias a las redes sociales, vive en un universo paralelo que se convierte en caja de resonancia de sus propias opiniones? ¿Llegó hasta ellos este debate? Todavía es demasiado pronto para descartar totalmente a Trump. Habrá más debates y muchas apariciones ante los medios en los que Clinton podría cometer errores que rápidamente serían retomados una y otra vez por las redes sociales.

Pero está claro que ella es la clara vencedora de este primer encuentro. Trump quedó fuera de combate. Y los políticos que no tienen nada que ofrecer además de su supuesto propio brillo personal, la tienen difícil cuando se apagan los focos. Clinton consiguió desenmascarar a Trump, siempre con una sonrisa en sus pintados labios de mujer sabia.


Ines Pohl