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Orbán se burla de la UE

18 de marzo de 2019

El primer ministro de Hungría pidió disculpas a sus colegas europeos para evitar ser excluido de la alianza de partidos europeos de centro-derecha. Pero ni siquiera lo dice en serio, opina Keno Verseck.

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Europa l Orban droht der Rauswurf aus der Europäischen Volkspartei
Imagen: picture alliance/dpa/ZUMA/W. Dabkowski

El primer ministro de Hungría tiene un ego muy grande. Algo que no es un secreto para cualquiera que lo conozca y que haya seguido el desarrollo de su vida pública. Aunque Viktor Orbán suele cuidar los buenos modales en público y coquetea con la idea de ser un hombre de pueblo, sencillo y modesto, que tiene los pies bien puestos en la tierra, en realidad, tiene algo de gobernante absolutista. Se le puede escuchar en la radio estatal húngara casi todos los viernes dando un discurso, disfrazado de entrevista, en el que habla de su partido Fidesz, de su Gobierno o de su país en primera persona: "Yo", Hungría, soy yo.

Orbán no es una persona en la que se pueda confiar que está ofreciendo disculpas sinceramente, sea el motivo por el que sea. Sin embargo, el primer ministro húngaro hizo exactamente eso: se disculpó. Por ese comentario cínico e infame que hizo sobre la frase de Lenin, los "idiotas útiles", que deslizó cuando se refería a sus colegas del Partido Popular Europeo (PPE) que exigen la expulsión de Fidesz de la alianza. Esta disculpa fue una de las condiciones que el líder del PPE, Manfred Weber, le había pedido para permanecer en la conservadora alianza de partidos de Europa. 

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Keno Verseck.

Una estrategia, en el mejor de los casos

¿Habla en serio Orbán cuando se disculpa? ¡Por supuesto que no! Tampoco pretende cambiar su política ni su estilo. Su carta, en la que se dirige a destacados políticos del PPE para retractarse es, en el mejor de los casos, estratégica. Cualquiera puede darse cuenta al leer la misiva. En ella, y antes de disculparse, Orbán deja claro que no cambiará su actitud. Adeas, formula su disculpa en modo subjuntivo (que se emplea para afirmaciones hipotéticas, inciertas, irreales).

Curiosamente, el conflicto, en el que Orbán enfatiza que no cambiará su actitud, no existe. Para Hungría, los temas de la migración, la protección de la cultura cristiana y el futuro de Europa no son negociables, escribe Orbán. Pero los miembros del PPE críticos de Fidesz no están preocupados por la migración, sino por el respeto a los valores democráticos y al Estado de Derecho en Hungría. El año pasado, Orbán utilizó una formulación similar para descalificar el procedimiento del artículo 7 de la Unión Europea (UE) contra Hungría: Con él, dijo en ese momento, se pretendía castigar a la política migratoria húngara.

Viktor Orbán, jefe de Gobierno de un país de la UE durante la última década, ha insultado a Europa y al bloque comunitario europeo como ningún otro. En numerosas ocasiones, como en el caso de la ley de medios de comunicación o la nueva Constitución húngara, Orbán se ha burlado de la UE con concesiones tácticas y ha puesto en evidencia, en última instancia, su impotencia. 

Su nueva declaración de guerra contra el "Imperio de Bruselas”

Si fuera necesario mostrar alguna prueba de por qué las actuales disculpas de Orbán no se pueden tomar en serio, bastaría escuchar su discurso en el Día Nacional de Hungría, el pasado viernes 15 de marzo: una especie de discurso de comienzo de campaña electoral europea en Hungría y, al mismo tiempo, una única e importante declaración de guerra contra la UE. Contra el "Imperio de Bruselas" y los "constructores de imperios", según sus propias palabras. "Queremos que los pueblos de Europa se liberen de su ceguera nocturna", anunció Orbán en ese discurso. Y añadió: "¡Recuerden que en un imperio liberal europeo perdemos toda nuestra libertad!".

Ya en los últimos días, Manfred Weber y otros políticos del PPE habían expresado dudas sobre la sinceridad de la carta de Orbán. A más tardar ahora, pueden estar seguros: fue una bofetada, disfrazada y burlona.

ct/rml

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