Projekt Antarktis: viaje al fin del mundo
Los jóvenes alemanes que documentan su periplo por el continente blanco ya ha capturado la atención de cientos de seguidores en las redes sociales, donde van registrando su trabajo.
A la conquista de la Antártida
Combinando pasión y profesión, estos tres jóvenes realizadores visuales alemanes partieron a hacer un documental en el continente blanco. La travesía comenzó en el aeropuerto de Bremen, al norte de Alemania, con más de 100 kilos de equipaje. Destino: Buenos Aires y luego Ushuaia, 3000 km al sur de la capital argentina, la ciudad más austral y puerto de embarque de expediciones a la Antártida.
Ushuaia: al fin a bordo del Ortelius
Tras una pausa obligada de cuatro días en la capital argentina, donde la aduana retuvo sus equipos, lograron recuperar el equipaje y volar hasta Ushuaia, en Tierra del Fuego. Allí comenzaron la travesía a la Antártida a bordo del barco de expediciones Ortelius, junto a pasajeros filipinos, chilenos, argentinos y de otras nacionalidades. La Antártida atrae a visitantes de todas las latitudes.
Tres viajeros y un documental
Con Projekt Antarktis, Tim David Müller-Zitzke, Michael Ginzburg y Dennis Vogt quisieron no sólo registrar el paisaje, sino también sus propias experiencias. En Bremerhaven, ciudad de origen de los expedicionarios, el viaje se ha convertido en todo un acontecimiento, con miles de seguidores en las redes sociales. Crece la expectación por el documental que estrenan a fines de 2018.
El furioso Paso Drake
Los navegantes dicen que son de las aguas más tormentosas del mundo. Dejando atrás el Cabo de Hornos, rumbo al sur, el océano Atlántico se encuentra con el Pacífico a mar abierto en un tramo de de unos tres días en que todo se mueve con furia y sin pausa, en medio de olas de 15 metros. Sin medicamentos contra el mareo es difícil sobrellevar este paso bautizado en honor al famoso corsario inglés.
Tres semanas a bordo
Mientras el Ortelius cruza el Paso Drake, lo más seguro es permanecer en cabina. El viaje de ida a la Antártida les permite repasar itinerarios, lugares de interés, programar el trabajo en terreno y la logística. El tiempo es impredecible y confían tener las condiciones adecuadas para salir a explorar lo más posible.
Continente blanco a la vista
Los primeros territorios que se avistan de la Antártida son las islas Shetland del Sur y la Península Antártica, sede de estaciones científicas de diferentes nacionalidades. El barco se conduce ahora por aguas calmas y los expedicionarios sacan su equipos para registrar estos paisajes nunca vistos.
Belleza sin fin
La majestuosidad de estos paisajes no intervenidos por el hombre, y el horizonte en que no se avistan más que montañas nevadas, agua o hielo cautivan a los aventureros alemanes, quienes reconocen que todo el estrés, el esfuerzo de la preparación y el viaje mismo valen la pena para llegar hasta aquí.
Bienvenidos al hielo
Una colonia de pingüinos emperador parece darles la bienvenida. Cientos de pequeños crecen a gusto en estas gélidas latitudes, ante el cuidado de sus padres. La placidez de estas encantadoras aves, difrutando de la calma y el frío, contrasta con los esfuerzos por filmar y tomar fotografías con gruesos guantes. Una postal imperdible.
Por cielo, mar y tierra
La mejor forma de conocer la Antártida es utilizando diferentes vías. Si los vientos son moderados y el tiempo lo permite, un viaje en bote o en helicóptero permite adentrarse por la costa o sobrevolar el continente en busca de paisajes más alejados. Estas salidas nunca decepcionan, sobre todo si es posible cruzarse con caminantes como éste.
Una pequeña siesta en el hielo
Esta foca parece estar tomando un descanso o recuperando fuerzas para volver a nadar y buscar su alimento en el agua. Este ecosistema prácticamente inalterado se ha convertido en la bandera de lucha de numerosas organizaciones ambientalistas, que trabajan por preservarlo. También es el laboratorio de científicos de todo el mundo, que investigan los efectos del cambio climático.
“¿Quién se queja del clima en Alemania?”
Es lo que piensan los viajeros. Se acerca el verano en el hemisferio sur, pero el tiempo en la Antártida no ofrece un panorama mucho mejor que en la lejana Alemania. Agua helada, tormentas de nieve y viento, y temperaturas de -20 grados no son las mejores condiciones para filmar. Más aún con gripe y fiebre. Pero el trabajo continúa: no llegaron hasta aquí para quedarse encerrados en el barco.
Por fin sol
Cuando las malas condiciones del tiempo impiden salir a terreno, el comentario de la tripulación no se hace esperar: “Así es la Antártida”. Pero cuando un día de sol les permite caminar junto a los pingüinos, la jornada es simplemente perfecta. De días como éste y otros no tan favorables, constan las 120 horas de filmación, materia prima de donde saldrá la película Projekt Antarktis.