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Rumsfeld: "La guerra es contra el régimen"

20 de marzo de 2003

El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, aseguró que la guerra no es contra el pueblo iraquí, sino contra el régimen. En un discurso dijo tener indicios del incendio de algunos pozos petroleros.

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Rumsfeld reiteró que los días de Saddam "están contados".Imagen: AP

La guerra comenzó de una forma diferente a la que se preveía. No tuvo lugar el devastador bombardeo masivo sobre Bagdad que algunos expertos esperaban como jugada inicial. En cambio, los primeros ataques aéreos con misiles de crucero apuntaron específicamente contra Saddam Hussein y su círculo más cercano, según indicaron círculos militares estadounidenses.

Saddam en la mira

La estrategia escogida contiene a todas luces el deseo de expresar un mensaje político específico: la ofensiva militar va dirigida contra el régimen y no contra el país. Eso es justamente lo que destacó el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, en un discurso en que volvió a conminar a los militares iraquíes a no luchar por la defensa de Saddam Hussein y su gobierno, cuyos días "están contados".

Sin embargo, tales argumentos difícilmente acallen las protestas que nada más iniciarse las operaciones comenzaron a hacerse escuchar en diversas partes del mundo; en las calles y en las sedes de gobierno. La dinámica de la guerra seguirá su curso y tarde o temprano vendrá la gran arremetida, en la que se pronostica que entrarán en acción más de 1000 aviones de combates, capaces de lanzar hasta 3000 bombas al día. El propio Rumsfeld advirtió que la operación militar que se desarrollará contra Irak superará todo lo conocido hasta la fecha.

Inquietantes perspectivas

No cabe, desde ya, hacerse grandes ilusiones de que la guerra pueda desarrollarse evitando víctimas inocentes. El concepto de "daños colaterales" tampoco estará ausente de esta operación militar, que podría cobrar dimensiones extremadamente sangrientas si llega a producirse la temida lucha casa por casa en la capital iraquí. Ciertamente las fuerzas estadounidenses y británicas intentarán evitar ese tipo de combate, que les obligaría a arriesgar la vida de muchos de sus hombres. Pero si el objetivo central es acabar con Saddam Hussein, o atraparlo, difícilmente puedan conseguirlo con una guerra limitada a las operaciones aéreas. En la primera noche, en todo caso, a todas luces no consiguieron la meta. Saddam Hussein en persona se dirigió por televisión a su pueblo y, aunque podría tratarse de una grabación, no hay mayores indicios de que el gobernante iraquí haya sucumbido.

Por otra parte, del desarrollo de esta confrontación bélica dependerá, en gran medida, la reacción de la población y del mundo árabe en general. Con Bagdad convertida en un gran cementerio, difícilmente consiga restaurarse la paz tras el cese de la guerra propiamente tal. Y menos cabría pensar en la instauración de una democracia real, que exige el apoyo popular, como la que imagina el presidente estadounidense para Irak y toda la región.