Schröder-Blair: un rictus de desengaño
15 de julio de 2004Atrás han quedado los tiempos en que Tony Blair y Gerhard Schröder eran los niños prodigio de la socialdemocracia europea. La BBC hablaba entonces de "la más candente amistad política de Europa". Lo que para uno era el "new labour" era para el otro el "nuevo centro". Hasta los spots de propaganda electoral de ambos partidos se parecían mucho entre sí.
Entretanto, la sonrisa de ganadores natos ha desaparecido de los labios de ambos. Los resultados de las elecciones europeas y los resultados de sondeos son desastrosos, tanto para los socialdemócratas alemanes como para los laboristas británicos.
Díscolas alas de izquierda
Tanto Blair como Schröder deben hacer frente a díscolas alas de izquierda en sus propias agrupaciones políticas y en sindicatos rebeldes, que se distancian de ambos "partidos de los trabajadores". Además ambos tienen serios problemas de política interna.
Los problemas de Blair son sobre todo un sistema de salud pésimo, un sistema educativo con graves déficits y una infraestructura de transporte a nivel del Tercer Mundo. A los jubilados británicos les va mal y muchos trabajadores tienen hasta dos y tres trabajos. No obstante, la tasa de desocupación es baja y la economía está en auge.
Los problemas de Blair son menores que los de Schröder. Éste se ve confrontado con una alta desocupación, una política de reformas que no avanza, una economía que crece muy débilmente y un Este de Alemania estancado.
Guerra de Irak: el mayor problema
El mayor problema de Blair es la guerra de Irak, que llegó a arrojar sombras sobre las relaciones germano-británicas. No obstante todas las diferencias de opinión, el premier británico dice que Schröder es "un muy buen amigo".
A ambos los une un vínculo especial. Sus personalidades se parecen mucho en numerosas facetas. También lo que declaran se parece a menudo. "Querido Tony Blair, te agradezco tu amistad, más fuerte que los problemas actuales", dijo Schröder recientemente.
¿Renuncia Blair?
En la prensa británica, Schröder pudo leer el jueves muchos ácidos comentarios sobre su amigo. Si bien en la investigación sobre el servicio secreto se llegó a la conclusión de que en la cuestión de Irak Blair había actuado de buena fe, su credibilidad es no obstante hoy tan escasa, que el informe de muy poco le valdrá.
Blair está cansado de sus funciones, especula la BBC, y está pensando en renunciar. Blair naturalmente lo mandó desmentir, pero ello no hizo sino hacer aumentar el peso de los rumores.