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Serbia: el futuro no es el ultranacionalismo

Mirra Banchón22 de enero de 2007

Los ultranacionalistas ganaron las elecciones parlamentarias serbias, pero las fuerzas democráticas conforman la mayoría. Urge unirlas para acometer los retos que enfrentará el nuevo gobierno: Kosovo y un futuro europeo.

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¿Logrará Serbia vencer el ultranacionalismo?Imagen: AP

A pesar de que los ultranacionalistas han logrado consolidarse en las elecciones serbias como la mayor fuerza política en el Parlamento, el que las fuerzas democráticas y, básicamente, pro europeas hayan logrado 146 de los 250 escaños se toma como una buena noticia. Tanto el responsable de la política exterior de la Unión Europea, Javier Solana, como el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, manifestaron su beneplácito. "Este resultado crea una buena condición para que se forme un gobierno que ponga a Serbia en el carril europeo", afirmó Steinmeier, añadiendo que "la UE está dispuesta a apoyarla en ese camino".

A este respecto, tanto Europa como Estados Unidos habían sido claros: hay que dar la espalda al nacionalismo si los serbios aspiran unirse a la Unión Europea y a la OTAN y dejar atrás el horror de años de guerra y aislamiento bajo el liderazgo del ultranacionalista Slobodan Milosevic, depuesto en el año 2000 y muerto en marzo de 2006 en prisión, antes de que el Tribunal de La Haya hubiese podido juzgarlo por crímenes de lesa humanidad. En mayo de 2006, la UE congeló las conversaciones sobre un mayor acercamiento con Serbia debido a la falta de colaboración de Belgrado para arrestar al presunto criminal de guerra Ratko Mladic, reclamado por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia.

Demócratas y pro europeos, pero no unidos

A pesar del cierto alivio que provoca el resultado de las elecciones serbias, observadores y analistas electorales prevén largos y complicados procesos de formación del nuevo gobierno, pues las llamadas fuerzas democráticas no se encuentran unidas. El Partido Democrático (DS) del presidente Boris Tadic, con sus 65 escaños; el Partido Democrático de Serbia (DSS) del primer ministro Vojislav Kostunica, con 48 sitios, y el G17 (con 19) tienen largas negociaciones por delante.

Ellas podrían dilatar la esperada solución de lo que representa uno de los grandes retos para el nuevo gobierno serbio: acabar de una vez con el proceso de soberanía de Kosovo, región, que, después de los enfrentamientos entre serbios y albaneses, pasó a ser territorio autónomo en 1999 bajo la égida de Naciones Unidas. "Kosovo, en realidad, no pertenece a Serbia desde 1999. En esa medida ésta es una cuestión casi virtual, que sin embargo es real en la cabeza y el sentimiento de la gente en Serbia. Sobre todo es un tema político que los radicales han usado, con éxito, en su campaña", explicaba a la emisora Deutschlandradio Wolfgang Petritsch, ex encargado europeo para los Balcanes.

Según diversos analistas, la mayoría de los serbios considera los comicios como una oportunidad para un futuro próspero; conscientes están, sin embargo, de que las halagüeñas perspectivas económicas están ligadas a la configuración política del gobierno serbio. Esto decidirá su relación con la Unión Europea y la OTAN. El que un 60% de la población electoral haya acudido a las urnas, sobre todo gente joven, informan los expertos del "Centro de elecciones libres y democracia" es la prueba de que el país quiere recuperarse de años de guerra, sanciones y aislamiento.

En este sentido se pronunció en DW-RADIO Dragan Sutanovac, uno de los líderes del partido del presidente Tadic: "Es muy importante que conformemos el gobierno lo más rápido posible. Tenemos grandes problemas a enfrentar y bien pronto: la cuestión del estatus de Kosovo, la cooperación con el Tribunal de La Haya y la perspectiva europea de nuestro país".