"Sistema Guantánamo" de retención ilegal tambalea

Desde la instauración de la cárcel ilegal de Guantánamo, las autoridades estadounidenses habían clasificado toda la información referente como "secreto de Estado". Nadie supo por mucho tiempo, quién realmente se encontraba prisionero en los temidos calabozos de la isla caribeña.

Sólo poco a poco, y gracias a que algunos sospechosos de terrorismo fueron dejados en libertad, las informaciones sobre la situación interna empezaron a difundirse por todo el mundo. En enero del 2002 se supo que en Guantánamo había 490 retenidos. Hasta ese momento sólo se sabía el nombre de unos pocos.

La ilegalidad genera más ilegalidad

En las nueva actas aparece, por ejemplo, el nombre del británico, Feroz Ali Abassi, que ha dejado por escrito abusos como el que agentes de la policía militar tuvieran relaciones sexuales frente a sus ojos. Otros oficiales habrían además intentado hacerlo comer carne de cerdo, un animal prohibido, según las leyes islámicas. Otros habrían querido obligarlo a rezar arrodillado no en dirección a la Meca, como es debido entre musulmanes, sino en dirección a Estados Unidos. Según los nuevos documentos, Abassi ha pedido, en repetidas ocasiones, que se le concedan sus derechos como prisionero de guerra. Una petición a la que un oficial estadounidense le respondió que a él no le importaba el derecho internacional, advirtiéndole: "No quiero volver a escuchar esas palabras".

Victoria contra la ilegitimidad

Ahora Washington y el Pentágono tendrán que jugar con las cartas sobre la mesa. Y eso por veredicto jurídico del juez neoyorkino, Jed Rakoff. La agencia de noticias Associated Press (AP) y Amnistía Internacional habían apelado por el respeto y cumplimiento del derecho a la información.

"AP lucha ante los estrados desde 2004 por obtener la información que le corresponde a los medios", afirma Dave Tomlin, abogado de la agencia estadounidense de noticias. Amnistía Internacional, por su parte, se muestra complacida con la victoria pues "los Estados Unidos, considerando a los prisioneros como guerreros, les niega los derechos estipulados en el derecho internacional". El mantener en secreto la identidad de los prisioneros aumenta el riesgo de que los retenidos sean víctimas de vejaciones o torturas.

La presión crece

La presión sobre la administración estadounidense para que cierre Guantánamo aumenta. Ya no son solo las organizaciones humanitarias sino también jefes de Estado como la alemana Angela Merkel y el británico Tony Blair los que se han pronunciado en contra de ese despropósito. La orden jurídica que ha obligado al Pentágono a publicar las listas de los prisioneros es una victoria contra la violación de los Derechos Humanos y en favor de la lucha legítima pero civilizada contra el terrorismo internacional.