Aguardan la extradición del psiquiatra de Sarajevo

Sus seguidores le llaman doctor y poeta. El psiquiatra de Sarajevo es también un psicópata, que cuando llegó a la cúspide de su poder político en la primavera de 1992 anunció la unidad de los serbobosnios y proclamó la República Serbia de Bosnia. Sobre la ciudad de Foca al este de Bosnia, el río Drina serpentea por valles y montañas que conforman un idílico paraje boscoso. Los escuadrones de la muerte de Karadzic colgaron sobre los puentes del Drina los cadáveres de musulmanes a los que habían asesinado y luego cortado las venas para que su sangre tiñera las aguas del río y advirtiera lo que esperaba a los pobladores del lugar, de no evacuar de inmediato la zona.

Limpieza étnica

Así comenzó la cruzada de aquel hombre que fue líder serbo- bosnio de 1991 a 1996, al que se responsabiliza de la muerte cientos de miles de civiles en su afán de limpiar étnicamente un territorio que quería para su República Srpska. Cuando comenzó la Guerra en Bosnia, en 1992, convirtió a la localidad montañosa de Pale, a 12 kilómetros al norte de Sarajevo, en capital de su recién fundada república. Se convirtió en un dorado para maleantes, donde abundaban bares y hasta un casino. El psiquiatra de Sarajevo era adicto al juego.

Al mismo tiempo acudía a reuniones de la ONU en Nueva York y en Ginebra, luciendo corbatas de seda. Eso no le impidió atestar a la ONU y a la OTAN la peor vergüenza desde la Segunda Guerra Mundial. En julio de 1995 las unidades serbias conquistaron el enclave bosnio de Srebrenica y de inmediato separaron a las mujeres de los hombres y niños a quienes se llevaron delante de los ojos de soldados cascos azules holandeses. Los varones fueron ejecutados, las mujeres fueron violadas y obligadas a huir. Aunque el que ordenó el genocidio fue el general Ratko Mladic, que sigue prófugo, el comandante en jefe de las fuerzas serbo-bosnias era Karadzic. Además mantuvo un sangriento asedio y bombardeo sobre Sarajevo durante tres años y medio.

Sobre Karadzic y su jefe militar Ratko Mladic, penden dos acusaciones. El tribunal de la Haya los responsabiliza de la masacre de 8 mil musulmanes bosnios en el enclave de Srebrenica y del sitio a la ciudad de Sarajevo durante 43 meses, donde murieron unas 11 mil personas.

Se comía las uñas

El doctor y poeta, que se comía las uñas y padecía un tic nervioso al alisarse constantemente el cabello hacia atrás, era el criminal de guerra más buscado, por cuya cabeza Estados Unidos ofrecía una recompensa de 5 millones de dólares. Durante casi doce años se escucharon todo tipo de rumores; había sido visto en todas partes pero nunca detenido. Eso se acabó el pasado lunes, cuando agentes de seguridad serbios lo detuvieron sorpresivamente mientras viajaba en un autobús en Belgrado. Ahora se encuentra en una prisión de la capital serbia aguardando su extradición al Tribunal de la Haya.

El equipo de abogados que lo defiende intenta ganar tiempo. Apenas el domingo se supo que fue presentada una apelación la semana pasada para retrasar su extradición a La Haya. Los jueces tienen de plazo hasta el miércoles para emitir una decisión. Si rechazan la apelación, que es lo más probable, el gobierno serbio podrá extraditar a Karadzic de inmediato. El arresto y la entrega de Karadzic a la Haya es clave para la relación de Serbia con la Unión Europea, cuyo proceso de adhesión estaba paralizado por su fracaso en entregar a Karadzic y a otros acusados de crímenes de guerra y lesa humanidad.