Rebelión contra Putin
29 de febrero de 2012
Lo que muchos no creían posible en Rusia hasta hace poco ya es realidad. Desde hace alrededor de tres meses decenas de miles de personas salen a las calles de Moscú para exigir elecciones justas y más democracia. También en otras ciudades rusas sigue habiendo protestas. La sociedad civil rusa, que parecía sumida en un letargo de más de diez años, parece haberse despertado.
Indignación en la sociedad civil
El hombre que la despertó, según expertos, es el mismo Vladimir Putin. El jefe de Gobierno ruso, que ya fue presidente entre el 2000 y el 2008, se presentará otra vez como candidato en los comicios de este domingo, 4 de marzo. La forma en que anunció su regreso al Kremlin indignó a gran parte de la ciudadanía, opina Natalia Taubina, directora de la organización no gubernamental “Veredicto Social” y miembro del Foro de la Sociedad Civil Unión Europea-Rusia. Putin y el actual presidente Dimitri Medvédev admitieron por primera vez en septiembre de 2010 haber acordado un cambio en sus roles: Putin será otra vez presidente y Medvédev primer ministro.
“La gota que colmó el vaso fue el fraude sin precedentes en las elecciones parlamentarias, en diciembre de 2011. Los ciudadanos que se habían comprometido como observadores electorales vieron el fraude con sus propios ojos”, señala Natalia Taubina. Y eso fue decisivo para los movimientos de protesta actuales. “La sociedad exige, en primer lugar, respeto”, dice. Concretamente, eso significa elecciones limpias y libres, normas de admisión menos complicadas para los partidos y la liberación de los presos políticos. Los rusos liberales critican el desarrollo antidemocrático que se está produciendo en Rusia y hablan del “Sistema Putin”. Y es justamente a ese sistema al que quieren cambiar a través de medios pacíficos.
La clase media da la cara
Las protestas en Rusia son llevadas a cabo, en su mayoría, por la clase media rusa. “En Rusia se está dando una protesta masiva de la clase media, de personas bien situadas que exigen que se respeten sus derechos constitucionales, entre ellos, también el derecho a unas elecciones libres y justas”, subraya Michail Kassjanov, ex primer ministro y uno de los líderes de la oposición rusa.
“Está claro que las capas educadas y cualificadas de la sociedad son concientes de la nueva situación política”, dice Petra Stykow, experta en Europa del Este en la Universidad Ludwig-Maximilian, de Múnich. El acuerdo social no explícito según el cual el pueblo ruso prefiere estabilidad política y bienestar económico en lugar de libertades democráticas ya no es aceptado por una parte de la sociedad. Pero aún está por verse si esta evolución augura verdaderamente el nacimiento de una nueva sociedad civil en Rusia, señala la experta, ya que, en las provincias, el movimiento de protesta no es tan masivo.
Un nuevo sentimiento de cohesión social
A comienzos de diciembre de 2011 hubo en Moscú tres grandes manifestaciones y varias menores. Ni el frío crudo del invierno ni el miedo a represalias logró evitar que la gente saliera a la calle. Uno de los símbolos de la protesta es el color blanco, que representa, sobre todo, la pureza. Nikolai Petrov, politólogo de la Fundación Carnegie en Moscú, hace este balance: “Hubo dos sucesos muy importantes. Por un lado, se demostró unidad y éxito, y por el otro, que se puede unir a grupos de diferente ideología.”
Sin internet, las protestas no hubieran sido posibles en esa magnitud, opina Petra Stykow: “El viejo problema de organizar las manifestaciones se solucionó”, dice. Desde un comienzo, las protestas se organizaron a través de Facebook y otras redes sociales. “Los nuevos medios de comunicación social muestran que uno no está solo”, subrayó Stykow.
El dilema es a quién votar
Con estas elecciones presidenciales, la tensión política en Rusia alcanza un nuevo clímax. Es evidente que Putin no debe preocuparse por ganar en primera vuelta, ya que más de la mitad de los rusos votaría por él, de acuerdo con encuestas.
La oposición acusa a Putin de haber eliminado a rivales políticos potencialmente peligrosos ya antes de los comicios. La gente se pregunta si irá a votar o no, y, si votase, ¿a quién votar? Los líderes de los movimientos de protesta no tienen una respuesta a tales dudas. “El movimiento de oposición aún no está lo suficientemente maduro como para iniciar una acción solidaria”, escribió en su blog el escritor Boris Akunin.
Sin embargo, los manifestantes se pusieron de acuerdo en que observarán las elecciones de manera especialmente estricta para poder documentar posibles manipulaciones. Si las transgresiones fueran graves, la “Liga de electores”, una nueva asociación de activistas sociales, podría cuestionar la legitimidad de Putin, dijo Akunin a Deutsche Welle.
Es obvio que Putin quiere evitar un escenario como ese. Al principio se reía de los manifestantes. Pero, entretanto, envía señales de acercamiento e incluso elogia a la sociedad civil rusa diciendo que se ha vuelto más madura, más activa y más responsable, según escribió el jefe de Gobierno y candidato a presidente ruso en un artículo programático en el periódico moscovita Kommersant. Y agregó que el Estado debe renovar sus mecanismos democráticos para que la clase media pueda participar más en ellos.
Autor: Roman Goncharenko/ Cristina Papaleo
Editor: Pablo Kummetz